martes, 14 de noviembre de 2017

Viajecito ibérico II: Toledo

Vayamos con la segunda parada de nuestra ruta ibérica. Desde Madrid fuimos a pasar el día a Toledo, ciudad a la que yo no había ido nunca. Hay un montón de sitios en España a los que no he ido y Toledo era uno de ellos. Me sorprendió leer en la wikipedia que tiene menos habitantes que Cáceres. No sé por qué, pensaba que era una ciudad más grande.

Para llegar a Toledo solo hay que coger un tren en la estación de Atocha y en media hora ya estás allí. El billete de ida y vuelta cuesta unos 20 euros. La estación de Toledo es muy bonita. Al salir, está allí esperándote el autobús turístico ese en el que te puedes bajar y volver a subir donde quieras. No recuerdo cuánto valía, me suena que eran 12 o 15 euros... ¡súper caro! Nosotros fuimos andando y llegas perfectamente a todas partes. Desde la estación de tren a la parte antigua es menos de 30 minutos andando despacio y parándote a hacer fotos.
Andando desde la estación de tren hacia la ciudad pasas por este puente, que se llama puente de Alcántara.


Desde el puente andas cuesta arriba un poquillo y llegas a la plaza de Zocodover. Allí está la oficina de información turística, un poco escondidilla en unos soportales, donde te dan indicaciones y un mapa gratis. Muy útil si has ido sin preparar mucho el viaje, como yo. Desde esa plaza fuimos andando otro ratito, pasamos al lado del Alcázar, encontramos por casualidad la oficina del Partido Comunista y fuimos a visitar la catedral. El ticket de la catedral incluye una audioguía con varios idiomas disponibles, pero el chino no está entre ellos.
C. y sus camaradas.

La catedral.

La catedral por dentro.

La torre de la catedral desde el claustro.


C. entró en un par de tiendas de espadas de acero toledano. Pero, a ver, ¿para qué queremos nosotros una espada? Pa ná. También había un montón de pastelerías vendiendo dulces de las monjas. Quería probar alguno pero como estaba con mil llamadas de teléfono de cosas de la boda y haciendo de guía turística a la vez, se me olvidó.
Una calle mona.

Una tienda mona.

Dulces de las monjas en un escaparate.

Comimos en un restaurante que nos habían recomendado y luego a dos del grupo se les antojó ir a la tirolina. Menos mal que no estaba lejos.


Después nos tomamos un café, visitamos un par de sinagogas pequeñitas y ya prácticamente era hora de volver a la estación de tren.
Selfie del grupo al completo.

Vistas desde el jardín de una sinagoga.

De camino a la estación de tren. El puente que se ve es el que cruzamos por la mañana.

3 comentarios:

  1. Qué buena la foto de C y el comunismo, ja,ja.
    Oye, pues alguno de esos dulces de monja, no sé, había que haber probao, no? Cuánto curran si tienen que abastecer a comercios.
    Muy afortunados los del tour contigo.
    Yo tampoco he ido nunca a Toledo... ni a Cáceres. Ha decir verdad, debajo de Madrid sólo he estado una vez en mi vida: Sevilla-Granada y Córdoba. Qué poco, no?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Si quería comprar, pero por la tarde me lié con llamadas de cosas de la boda y se me fue el santo al cielo.

      Muy mal tía, tienes que ir más por el sur. Pero a mí me pasa lo mismo con el norte-centro y el noroeste. He ido a Sanxenxo, Santiago, Pamplona... y creo que ya.

      Eliminar
  2. Qué burra.
    HA decir verdad... ja,ja

    ResponderEliminar